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UN ASESINO OCULTO EN NUESTRA NEVERA

De los restaurantes fast food hasta la nevera de tu casa

Origen de la industria de los ultraprocesados y evolución a lo largo de los años

¿Cómo han afectado en nuestra sociedad?


McDonald’s, Burger King, KFC y un largo etcétera de grandes cadenas multinacionales de comida rápida invaden hoy nuestras calles. No es raro encontrarse uno a la vuelta de la esquina y nadie parece cuestionarse esta “invasión” que, aunque no lo parezca, es más reciente de lo que creemos. Los precios económicos para el bolsillo y un servicio casi instantáneo han sido las claves del éxito de estos restaurantes. Este concepto de “fast food”, principalmente proveniente de Estados Unidos, se introdujo a principios de los años veinte. Los hermanos McDonald, creadores de la cadena McDonald’s,  introdujeron la idea de la reproducción en masa en cadena (proveniente del fordismo) y tuvo un gran éxito en Estados Unidos. A lo largo de los años estas cadenas de fast food se han ido extendiendo a nivel global. Pero no se ha quedado ahí. La comida rápida ha llegado a introducirse a los supermercados y por ende, a nuestras neveras. 


Esto se debe a varios factores como el avanzado aumento de las tecnologías en el sector alimenticio que permiten producir alimentos procesados a mayor velocidad. El ritmo de vida de las personas también ha cambiado sobre todo en la última década. Ahora llevamos un ritmo de vida más frenético: cocinamos menos y acudimos a alimentos precocinados de fácil preparación que son en su gran mayoría más pobres en nutrientes y altos en grasas, sales y azúcares.  Carlos Ríos, dietista y precursor del movimiento “Realfooding” ofrece una definición más amplia de lo que significan los ultraprocesados:  

“Son los productos con preparaciones industriales comestibles, elaboradas siempre a partir de sustancias derivadas de otros alimentos.  Estos ingredientes llevan la mayoría de veces un proceso previo como la fritura de aceites o la refinación y extrusión de harinas o cereales. Los podemos distinguir por su etiquetado, donde es frecuente leer materias primas refinadas y aditivos.


El ingente consumo de ultraprocesados también se debe al gran cantidad de publicidad que invierte el sector alimentario en publicidad: televisión, carteles publicitarios en las calles, internet, la radio...Mediante la publicidad, las empresas buscan que su marca sea reconocible para el público general, en especial para los adolescentes y niños ya que son considerados un público más influenciable. Las marcas se centran en crear anuncios deseables y llamativos para el público joven como los anuncios de “meriendas para llevar al recreo”. Sus padres les comprarán estos ultraprocesados por el reclamo por parte de sus hijos. 

Por otra parte los ultraprocesados son productos de fácil acceso:  casi el 80% de los alimentos que se encuentran actualmente en estos centros contienen ultraprocesados como bollería industrial, bebidas energéticas con altos niveles de azúcar, galletas, lácteos, carnes procesadas, etc. Las empresas también estudian lo que es supuestamente más cómodo para el consumidor: productos fáciles de preparar o preparados directamente, paquetes pequeños en tamaño individual fáciles de llevar a cualquier lado (en especial los snacks y golosinas para niños) etc. 


Las marcas tampoco desaprovechan la oportunidad para promocionar sus productos en su versión “light”, dirigidos a las personas que quieren iniciarse en una dieta o que simplemente quieren comprar la versión más saludable de un producto. A los productos light se les reduce la cantidad de azúcar, grasa y calorías en un 30% menos que el producto original. Sin embargo, esto no quiere decir que el producto light sea más saludable. De hecho, para compensar la reducción de azúcares y grasas se les añaden otro tipo de saborizantes o edulcorantes artificiales para potenciar el sabor que no son necesariamente más sanos. Es importante que los consumidores no se dejen llevar por el envoltorio “light”  y hagan una valoración crítica del producto antes de comprarlo. Para ello deben mirar el etiquetado del producto y no fijarse en un único nutriente del alimento, sino en todos los componentes en general. 

ESTADÍSTICAS: EL INCREMENTO DEL CONSUMO DE LOS ULTRAPROCESADOS Y SUS CONSECUENCIAS 


El consumo de alimentos ultraprocesados sigue en aumento. En diciembre de 2017, la revista Europea de Nutrición Clínica publicaba que su consumo en España se había triplicado desde el año 1990 al 2010. Además, paralelo a esto el aumento de azúcares añadidos pasó del 8,4% al 13%, estando muy por encima de la recomendación actual de la OMS. Cuando nos preguntamos el porqué de su consumo y del aumento de este hay que tener en cuenta que los alimentos ultraprocesados están destinados por sus determinadas características, a estimular intensamente el apetito. Lo que da lugar a que sean más deseables de comprar. 


Las consecuencias:

Este género de “comida” es en gran parte culpable del aumento de la obesidad en España. Los datos de la última Encuesta Europea de Salud en 2014, son un 17% en hombres y 16,5% en mujeres. La encuesta de 2019 todavía no se ha realizado, pero el panorama pinta curvilíneo. Según un estudio nutricional de la población española publicado en 2016 por la Revista Española de Cardiología hablaba de un 39,3% de obesidad en los españoles. Es decir, más de más de la mitad de la población (60,9%) de entre 25 y 64 años. Algunos expertos en la materia como Javier Garcia aseguran que “los ultraprocesados están detrás de los problemas de obesidad de este país”. 

El consumo excesivo de estos alimentos se asocia a un mayor riesgo de padecer además de problemas de peso, enfermedades cardiovasculares, cáncer y muerte prematura. En concreto, consumir más de cuatro raciones diarias se asocia con un aumento del 62% en el riesgo de mortalidad por todas las causas analizadas anteriormente. Estas afirmaciones son la principal conclusión de estudios, uno de ellos con datos españoles, que se publican en la British Medical Journal y en los que se pide urgentemente políticas que limiten la ingesta de estos productos para evitar problemas de salud. 


INICIATIVAS PARA COMBATIR EL PROBLEMA


Cuando la comida rápida empezó a popularizarse, como respuesta empezaron a surgir movimientos en contra como el Slow Food (1984) promovido por José Bové, político y sindicalista francés.  El documental Super Size Me tuvo también mucho éxito. En el reportaje el cineasta Morgan Spurlock realizaba un curioso experimento: desayunar, comer y cenar en el McDonald’s todos los días durante un mes y comprobar posteriormente las consecuencias en su salud tanto física como mental. Spurlock engordó 11 kilos y su índice de masa corporal aumentó en un 13%. ​

A día de hoy los movimientos en contra de la industria de los ultraprocesados se hacen cada vez más eco entre la población, sobre todo gracias a la difusión de las redes sociales. Uno de los movimientos más influyentes en España es el Realfooding, promovido por el dietista-nutricionista Carlos Ríos, que cuenta con más de 1.3 millones de seguidores en Instagram.  

Realfooding: 

​El Realfooding o comida real es un estilo de alimentación basado en la eliminación de alimentos que sean ultraprocesados y formen parte de la dieta. A su vez, es un movimiento que lucha contra las industrias alimentarias que llevan a cabo procesos tecnológicos sobre los alimentos, merman su calidad nutricional y paralelamente proporcionan una alimentación insalubre al consumidor.  Para seguir este estilo de alimentación lo imprescindible es esquivar los alimentos ultraprocesados siempre que se pueda. Carlos Ríos hace una comparación con Matrix, la famosa película distópica dirigida por las hermanas Wachowski, para explicar cómo las empresas manipulan a los consumidores haciéndole creer que compran alimentos beneficiosos para salud cuando, en realidad, no lo son. ​Este movimiento de comida real ha tenido estos dos últimos años un boom en todas las redes sociales. Este estilo de vida ya tiene su propia aplicación en la cual la función estrella es poder escanear el código de barras de cualquier producto del supermercado y si este está registrado en la app MyRealFood, indica si es comida real, un buen procesado, o ultraprocesado. 

El Realfooding parece que ha llegado para quedarse y seguirá beneficiándose de la difusión que le ofrecen las redes sociales para poder combatir el consumo excesivo de ultraprocesados. ​

IMPACTO MEDIOAMBIENTAL DE LOS ULTRAPROCESADOS

Además de ser un problema para la salud humana, la industria de los alimentos ultraprocesados también lo es para el medio ambiente. Según la plataforma multimedia de comunicación y periodismo ambiental EFEverde, los sistemas actuales de producción de alimentos son "ineficientes" e "insostenibles" y son responsables del 60% de la pérdida de biodiversidad a nivel global.

La industria cárnica es una de las que más perjudica el medio ambiente. Lo cierto es que según científicos y ambientalistas, de nada sirve tomar medidas sostenibles en otros sectores si el consumo de carne no disminuye. Esto se debe a que los gases de efecto invernadero que emiten las grandes empresas ganaderas son mucho más contaminantes que la de los combustibles fósiles, por lo que esta industria es responsable de un enorme porcentaje de los gases de efecto invernadero que se emiten cada año en el mundo. 

Por otro lado, enormes extensiones de prados naturales son convertidos en cultivos de soja y maíz para alimentar al ganado. De esta manera, los suelos se lavan con el agua de lluvia y los fertilizantes y toxinas procedentes del estiércol fluyen por arroyos, ríos y aguas residuales terminando en el océano. Estas toxinas estimulan el crecimiento excesivo de algas, que después se descomponen dando lugar a hipoxia o falta de oxígeno en el agua, lo cual provoca la muerte de millones de especies marinas. 

Otra de las principales consecuencias que tiene la producción de alimentos ultraprocesados es la deforestación, y el famoso aceite de palma está considerado el máximo culpable de este problema. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente asegura incluso que se han creado de forma ilegal plantaciones en áreas naturales protegidas, como parques nacionales. 

Sin embargo, el impacto medioambiental no es sólo causado por la producción de alimentos, sino también por muchas otras acciones que la complementan. Acciones como el transporte, que emite grandes cantidades de CO2, o el empaquetado, que produce toneladas de materiales no biodegradables como el plástico.


Todas estas consecuencias que tiene la industria alimentaria en el medio ambiente, sobretodo la de ultraprocesados y la cárnica, han llevado a millones de personas a optar por dietas menos perjudiciales para el planeta y sus habitantes. Un claro ejemplo es el veganismo, que se trata de abstenerse de consumir cualquier elemento que sea de origen animal. Generalmente el veganismo consta de tres pilares base y en este orden: ética y defensa de los animales, sostenibilidad del planeta y salud. Está demostrado que para obtener proteína procedente de la tierra se necesita, menos tierra, agua, combustible y fertilizante que para la proteína procedente de animales.

ALGUNAS DECLARACIONES: 

Dentro de la juventud actual hay varios puntos de vista acerca de este tema. Hemos preguntado a varias personas y hay opiniones de todo tipo. Por ejemplo, Marta López-Davalillo, una joven de 19 años alumna de la UPV EHU opina acerca de los ultraprocesados que “no cree que sean sanos” pero también piensa que “el movimiento realfooding obliga a no comer cosas que al fin y cabo una vez al año no hace daño”. Frente a esto hay otro tipo de opiniones, Nagore Cebrián es una joven que sigue el realfooding como estilo de vida y además, es estudiante de energías renovables en la UPV EHU, dice que “sigo el movimiento, pero sí que hay veces que es difícil, personalmente la bollería me encanta pero intento resistirme” para ella esto es “un movimiento de vida sano, que se está poniendo de moda pero no es pasajera”. Coincide con ella June Acosta, estudiante de Periodismo también en la UPV EHU: “sigo el movimiento de comida real, aunque no a rajatabla.” June tiene una dieta vegana que como dice ella es por “motivos éticos”, además opina que en el veganismo también tiene cada vez más alimentos ultraprocesados cosa que es preocupante. En estas variadas opiniones también están las de las expertas Andrea Larrea y Nahia Zeziaga, nutricionistas graduadas en la UPV EHU que ahora son propietarias de un centro de nutrición Onekin Nutrizoa, en Durango. Ambas opinan que el movimiento que consiste en comer comida real es “una iniciativa buena, pero depende de la lectura de cada uno”. Además, de esto opinan que hay que tener cuidado, Nahia afirmaba que “no todo es blanco y negro, hay grises y depende de la persona esto puede llegar a obsesionar”, con lo que coincide sin dudar su compañera, recalcando que tener una vida saludable “no tiene porqué limitarte, a por ejemplo disfrutar de la comida”. 


En conclusión, el movimiento de comida real es algo que actualmente está a la orden del día de nuestra sociedad, con como todo opiniones de todo los tipos. A pesar de esto, hay algo que ha quedado claro: los ultraprocesados son algo que puede llegar a afectar en la salud de las personas y aunque no tienen que ser nuestro único foco de preocupación, hay que empezar a tenerlos más en cuenta

Puedes ver este reportaje realizado en Shorthand, en el que podrás encontrar además enlaces y citas relevantes de las entrevistas realizadas respecto a este tema en el siguiente enlace: https://preview.shorthand.com/Xno2ygpSfUg29uKn

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